Mi aventura con el Manchas empezó hace poco, mayo de 2016. Fue en un viaje de visita a un familiar de mi novia en la ciudad costera de Guayaquil. Cuando nos vimos me cayó bien, no ladro y se acercó en son de juego. Los perros me han gustado siempre, desde niño he convivido con ellos, le invite a jugar, saltaba alto, me topaba con los dientes pero sentía como que trataba de no hacer muy duro, confieso, me dio algo de temor, pero él dueño de casa decía no es bravo. Cuando pase a la casa empezó a llorar, el “Dueño” dijo que me estaba buscando para jugar, me dio un juguete y salí a jugar hasta cansarnos, el calor y los brincos y correr de un lado al otro nos dejó rendidos, se puso rojo con la boca muy abierta. Creo fue amor a primera vista. El “dueño” me dijo que el perro era del hijo, pero que en el barrio donde vive Él estaba sentenciado a muerte porque había evitado un asalto donde trataron de robar su bicicleta. Los ladrones eran del mismo barrio así que la sentencia estaba da...